¿Qué beneficios tiene hacer “auditorías internas”? ¿Cuánto cuesta? ¿Vale la pena?

En un reciente diagnóstico organizacional, un nuevo cliente, nos manifestó que había dejado de hacer las auditorías internas de su sistema de gestión, y también las de sus procesos, porque “no valían la pena”. Y la pregunta que nos hizo fue: ¿qué beneficios me trae?
Claramente creemos que es un paradigma, cuando la auditoría interna se ve como un costo, y no como una oportunidad.
Algunos beneficios que traen las auditorias son:
· Identificación de problemáticas a mejorar.
· Oportunidad de participación del personal en el “autocontrol” o “auto-detección” de aspectos a mejorar, y cumplimiento de requerimientos.
· Alienta el compromiso hacia la cultura de la calidad, avanzando desde la eliminación de no conformidades a la implementación de oportunidades de mejora.
· Reducción de los costos y aumento de productividad y calidad, al detectar problemas en forma temprana.
· Generación de una base de datos que permita el seguimiento de los “temas a seguir” que permita el monitoreo de los “pendientes”.
· Poder priorizar, entre los múltiples temas, que debe atender una organización.
· Especial atención a temas relacionados con quejas y reclamos, u otros que sean estratégicos.
· Mantiene la “atención y el foco” de todos, ya que “lo que no se controla no se hace, y lo que no se mide, no se mejora”. Las auditorías, aunque sean internas, tiende a no bajar la guardia, y tratar siempre de hacer las cosas bien.
· Detecta necesidades de las personas (ej: capacitación), de los procesos (ej: desorden, desorganización, incumplimientos, etc.) y hasta de maquinarias y equipos (ej: situaciones de desgaste). Esta detección, quizás “se le pasa” al dueño del proceso, y la auditoría, “ayuda a ver”.
· Cuando las auditorias o controles son cruzados todos aprendemos. Vemos al proceso del lado del proveedor y del cliente. En algunas capacitaciones escuchamos a los empleados decir: “no me imaginé que si yo no hago esto, a ellos les generaba tanto problema” (dicho por un auditor interno, que inmediatamente, cambió su proceso para que su “cliente interno” tuviera menos problemas).
Podríamos enumerar muchas más; Seguramente ustedes pueden agregar; Entonces, ¿vale la pena hacer auditorías internas? Claramente sí. Debemos hacer un buen plan, capacitar a las personas y a la mano a la obra. “Lo que no se controla no se hace, y lo que no se mide, no se mejora”.